Historia & Birra Volumen 1: La cerveza surgió, y en bendición derivó …
Todos asumimos que la mayoría de los descubrimientos son casualidad (bendita la misma, quede claro) o para solucionarnos la existencia. Y en el caso de nuestra bebida sacrosanta no fue diferente.
Habrás de recostarte en tu silla y ponerte lo más cómodo posible, ya que el viaje a sus orígenes va a ser largo; hay que remontarse al Neolítico, aquel periodo alejado de la mano de San Lúpulo, cuando el ser humano comenzó a sentarse cansado de andar sin rumbo. Allí, sin saber, sembraría las bases de una bebida con más de mil años de existencia. Aunque no se diese cuenta.
Nuestra historia comienza en alguna de las llanuras del Creciente Fértil (ahora ni tan fértil ni tan creciente… más bien menguante, pero eso es otro cantar). En alguna de las protoparcelas delimitadas por un emprendedor agrícola, comenzose a plantar trigo y cebada de forma… artificial. ¿Cómo? Juntando las variedades masculinas y femeninas de dichos cereales para dar mayor producción y evitar que la espiga se desgranase. Lógico.
Nuestro emprendedor comenzó consumiéndolas a base de tortas amasadas; el pan nuestro de cada día, vamos. Pero debió hacerse tedioso y la mente le brindó una idea: “¿Y si creas un caldo con los cereales?” Habría que probarlo… Y debió de salir genial, porque la idea se popularizó tanto que a lo largo de todo el creciente fértil encontrarás vestigios de esta curiosa sopa de cebada y trigo, a la que pronto se le comenzaron a añadir hierbas aromáticas para darle saborcillo… Hierbas que, junto a levaduras salvajes, generarían un cambio en esta bebida… Un cambio considerado divino y resultado del buen hacer de los humanos para los dioses…
La cerveza, aunque nadie del momento lo asimilaba, comenzaba su Odisea como producto sagrado… Pero eso ya es otra Historia.
¿Quieres saber más? Permanece atento: ¡La epopeya no ha hecho más que comenzar!
Un saludo, muchas gracias por leer el post y ¡te espero el Juernes! Hay novedades muy frescas…
